jueves, mayo 29, 2025

El hueco que te acoge

Me pregunto si mi nombre aún esconde 
en tu memoria 
la historia que nunca podrás olvidar. 

Me pregunto qué piensas cuando 
no quieres pensar en mi, 
cuando pisas las ojas del otoño volviéndolas arena y recuerdas tu promesa, 
cuando te hablan con mi acento y tienes frío y abrazas mi hueco 
que te acoge 
como a un cachorro asustado 
-ese vacío tan limpio que me merezco intacto por haberte ocupado en otra vida-. 

Me pregunto si aún podría confundirte entre el viento igual que me pierdo a mí misma cuando beso las palabras que me devuelven a tu boca. 

Me pregunto si recuerdas aquel beso 
-yo aún recuerdo cuando te recogí tras un orgasmo: me acuerdo de cómo miré mis brazos 
y pensé que no era posible que la vida fuera algo tan fugaz-, 
y con la sed de los que siempre vuelven me lamo la herida, 
y el escozor, cada vez más débil, me recuerda que el amor existió en ese mismo punto de mi cuerpo en otro sueño. 

He dicho tantas veces tu nombre que he conseguido perderle el miedo, 
pero no sé qué hacer con su rastro. 
Seguro que me entiendes: tú ovidaste el mío para recordar pero ahora no puedes encontrar el camino de vuelta. 

He asumido que no fuimos más que dos personas construyendo un recuerdo. ¿Cómo voy a querer olvidarte si estamos hechas para recordarnos? 

Tienes que saber que vuelvo a ti cuando la vida me abandona, como si quisiera recordar que ya renunciaron a mí en otra ocasión y eso me diera calma. 
Quizás no me importe la soledad porque fue lo único que me dejaste. 

Estoy llena de ti. Sigues viva y eso es extraño: uno sólo habla con fantasmas. 

Lo cierto es que no sé si prefiero tu silencio o mi ruido, pero a veces deseo con fuerza que vuelvas para irte del todo. 
Decirte: 《Estoy lista, mi amor, pero ve tú delante: necesito dejar de mirar atrás》. 

Sé que tú ya no eres tú y acaso yo me parezco a alguien que seré, pero no consigo soltarte. 

Y me quedo atrás. 

Pero tienes que saber esto, también: el amor dura lo que dura el aire con el que te alzo y te impulso. 
Ahora te escribo desde un olvido lejano, casi tierno, que me recuerda que una vez tuve estos mismos años y quise comerme el mundo que se veía desde tu ventana. Y aún no he logrado disfrutar de unas vistas mejores, pero sigo con los ojos abiertos, buscando otra nube, pendiente del aire que no te suelta, y con las manos vacias, mi amor, y con las manos expectantes. 
 
                Elvira Sastre.

domingo, febrero 02, 2025

2 de febrero

 Un año; Treinta y seis días. 


Esta noche me pesa la existencia a merced de mis recuerdos. 

 36 atardeceres distintos y sigues intacta, estática donde ese 28 de diciembre. No te vas. 

El año nuevo todavía no empieza. No le encuentro principio. 

Reconociendo mis recuerdos los hallé detenidos, paralizados en tu rostro, en la comisura de tus labios, en tus ojos más claros bajo el sol. En tu mano izquierda tomando la mía. 

Día y noche, cada uno desde ese sábado, queriendo decirte "Ven de vuelta", sabiendo que no vas a aparecer. Y está bien. Está claro, así tiene que ser. Este no es el momento. 

Me entretengo imaginando cuando vuelva a ser, lo sueño, lo verbalizo, ensayo la conversación. Así se me disuelven los minutos, los segundos de las 24 horas. Me repito nuestro pacto implícito...mi pacto con tu recuerdo. 

Un año, 2 de febrero: estás aquí, en cada canción que sigo sumando a la última lista. En el viaje en auto por la avenida que aquella vez caminamos de la mano. En el sofá en el que miramos televisión en tu última visita. En cada paso, en esta ciudad. No sé cuánto tiempo estarás más por aquí.

Me pesa reconocer que hoy no soy el amor de mi amor. 

Confieso que no lo quiero ni lo busco, pero tu recuerdo no me suelta, me desgarra cuando menos lo espero, en los lugares y momentos menos pensados. Me desata lágrimas que no quisiera que alguien más viera y como puedo disimulo.

Sé que ahora no vas a volver y confieso que me aterra la idea de no volverte a ver. Pero por ahora no te busco, no hay más señales, no me quedaré en medio en los tonos grises esta vez. Entonces, entre la inercia y la esperanza avanzo como creo que debo hacerlo. 

Te espero en otro tiempo, o espérame tú, que te encontraré algún día, como me lo dijiste 

hace 36 días.

miércoles, noviembre 13, 2024

¿Alguna vez...?

 ¿Algún atardecer nos habrá dolido la ausencia al mismo tiempo?



domingo, octubre 20, 2024

Era jueves otra vez...

Esperé llegar y verte en esa casa que dejó de ser sólo mía, que dejaste llena de ti. El fragmento de una canción bajo tu número telefónico me hizo pensar que te vería aquí. Me puse perfume, me acomodé el cabello; caminé despacio por la escalera. Abrí la reja, saqué las llaves que se escuchan desde lejos. 

Pero no estabas. No había nada distinto en ese lugar que se vuelve más frío cada jueves. 

Este sin sentido: intento dejarte ir y a la vez te sigo esperando. 

Y venía el jueves otra vez. Vi tu fotografía de perfil, en blanco y negro. Minutos después desapareció, con todo rastro tuyo.

Era jueves otra vez, pasé de la emoción a la incertidumbre mezclada con ansiedad y sentimientos de injusticia con la vida; igual que en las últimas semanas. 

Esta despedida obligada aspira a no retrasar tu encuentro con ese "algo mejor". Y si, por si acaso, no lo encontraras, te pido que por favor no me dejes sólo en tu lista de experiencias. 

Todos los días pienso en ti, me gustaría que lo supieras. Me niego aún a aceptar que no te volveré a ver, que no cumpliremos la deuda más grande que nos tenemos. 

Pero hoy me voy, porque esta despedida tiene un propósito, uno grande, y aunque haya distancia y silencio, no pienses que también hay olvido. 

¿Dónde guardo todo el amor que me faltó darte y todo el amor que he tenido que seguir sintiendo, incluso aunque ya no estás? ¿Dónde se guarda el amor cuando se siente el corazón roto en mil pedacitos? Ojalá el viento se lo lleve todo, poco a poco. Y tal vez un día sientas la brisa tocar tu carita linda y sepas cuánto te sigo extrañando. 

No sabes cuánto me ha costado no volver. Ver, tras la pantalla, un punto verde sobre esa fotografía tuya en un amanecer del fin de diciembre pasado, y no escribirte. En su lugar, te escribo diario en una conversación donde no estás, pero sí esa fotografía que nos gusta tanto, donde estamos juntas y usamos lentes de sol. 

Perderte se ha vuelto uno de mis más grandes miedos, pero perderme es aún mayor hoy. Cómo podría amarte (y demostrarlo) si no me amo yo. Por eso sé que, la necesidad de ausentarnos en este momento requiere toda la energía y concentración para ocuparla en sanar y resolver lo pendiente. 

Me cuesta irme, incluso de este texto, que pienso será el último que sí haga público. Dejaré de enviar señales. Dejaré de esperar ver las tuyas. Esta noche dejo de esperar verte en esta casa. 

Por ahora, me quedo con mis sueños donde llegas a esta ciudad; con tu música; con el gato enojón que abrazo para sentirte cerca; con tu endulzante, y tu cepillo de dientes que sigue en mi baño. Con todo lo que me dejaste de ti, en mi, que a veces me hace sonreír y otras me duele hasta los huesos.

Si el fragmento de canción no era para mi, confieso que me lo adjudiqué: Me cuidaré y te pido que lo hagas también, porque no podemos hacerlo por la otra. Por ahora. Y en esta inmensa idea utópica que me acompaña, te pediría que me cuides, es decir, que te cuides, porque hoy siento que te pertenezco y me perteneces de una manera que no sé explicar. Y que, si la vida lo quiere, nos volveremos a ver para saldar las deudas que nos tenemos. 

Era jueves otra vez, y hoy es domingo otra vez.

Adiós, Bonita. Te amo. 

martes, mayo 21, 2024

Metiendo el suponer

Hay mucho que quiero contarte y mostrarte y preguntarte sobre ti. Pero ¿Y a ti de qué manera te serviría?

Acordamos tener contacto cero y borrar todo de cada quien. Sé que no he cumplido el acuerdo. Me da un temor enorme saber que te estoy dejando ir, pero es egoísta retenerte ahí sin plazos, sin propósitos dichos.

Se que me extrañas, sé que sabes que yo a ti también.

A veces se magnífica ese temor de que no seamos los que esperamos. Que la distancia alimente la ilusión, y nuestros deseos tengan como origen la idealización que hemos construido entre tantos ires y venires.
¿Te has preguntado qué tan real es lo que creemos que somos cuando estamos lejos?

¿Y si esta vez pudiéramos poner un tiempo definido? Por un todo o nada.


domingo, mayo 19, 2024

Día #15

Hay catorce notas previas, una por cada día que ha pasado desde el momento que te observé marcharte y me quedé mirando cada paso tuyo mientras te alejabas de mi vida.

No tengo certeza de que leas esto, pero no quiero romper "el acuerdo", aunque ya lo he hecho de otra manera, con tu música, que ahora es lo único que me acerca a ti. 

En cada nota de los días anteriores una duda coincide, que me invade por ratos durante el día, o la noche: Me pregunto cómo estás, cómo han sido estos días para ti. "Y que siempre voy a querer saber si va bien todo en tu día...". 

Me pregunto también si saber de mi, en este punto, es inconveniente para ti, si será mejor mantenerme al margen. En ciertos momentos me convenzo de que no tengo ningún derecho a querer saber de ti, a escuchar tu selección de música que es en definitiva para ti. En otros momentos quisiera decirte cuánto te extraño, que cada día estoy buscando hacer lo necesario y entonces conseguir brindarte no sólo caos e inestabilidad como había habido hasta ahora, que voy avanzando, de a poco pero lo hago.

No quiero perturbar tu tranquilidad ganada, no quiero traer más inestabilidad a tus días.

Esta noche te pienso tanto, te extraño.

¿Qué debo hacer? 

sábado, septiembre 14, 2019

"Un mar de lágrimas"

¿El dolor es temporal?

Todavía no aprendo cuál es la solución para el dolor. ¿Dolor?

No ser quién realmente eres, fingir. Mostrar siempre la menos mala cara y que no sea si quiera visible qué hay dentro, nadie debe saberlo. Te vuelves vulnerable, frágil, cual vaso de cristal al borde de la mesa, que al menor movimiento tiene el mayor de los riesgos. Que nadie lo vea, que nadie lo sepa. ¿Y si lo saben? Nada es personal, todo pierde su importancia. El mayor riesgo: todo pierde su importancia.

El tiempo ya pasó.

Las ausencias, el apego. La incertidumbre dándole tumbos al corazón y a la mente y a los recuerdos y a las promesas y a los anhelos.

El destino apresurado.

Este ha sido un buen día para empezar. Decir todo lo pendiente, no guardarnos nada porque las oportunidades se nos escapan, nos escurrimos entre nuestros dedos, tú de mi, yo de ti. Sin inocentes ni culpables.  Y como hoy no queda más razón que esta razón,

Me vuelvo simple, nunca fui simple, nunca he querido serlo.

Con una lluvia de estrellas, aunque con una bastaría. Y tener la oportunidad de volver a empezar.

Cuánto desvelo por amor. Vuelvo a ser simple, con el viento en la cara y los puños apretados. Tanta química y tan poca física entre tú y yo. Esta noche con la luz apagada, 23:01. Y tengo tu olor bien metido en la memoria, ¿dónde si no? Y cada vez lo disfruto y lo sufro, taladra en lo más profundo, recordándome que en tu presencia pierdo el control y los tiempos no están para eso.  ¿Y quiénes somos nosotros para cambiar el destino? Entonces me quedo aquí esperando que llegue la lluvia. 

miércoles, mayo 10, 2017

Un sueño...

La temperatura del ambiente comenzaba a bajar, los números en el reloj dejaron de coincidir con el tiempo que lograba percibir, pues me parecía mucho más temprano de lo que realmente era.
De pronto miro tus ojos y me pierdo en tu mirada, me atrapa. Me pregunto si lo haces con intención, cual hipnotista profesional, o es sólo que así miras tú.
Bajo la mirada a tu boca, miro tus labios, tus dientes, alcanzo a ver un poco de tu lengua, la mezcla perfecta de un sabor que conozco bien.
Dices algo, no logro entenderte, no te escucho. Hace ya unos minutos que dejé de escucharte. Te callas, te das cuenta que no sé lo que dices. Sonríes, en tu rostro junto a tus labios se dibujan dos líneas. Me preguntas Qué pasa, apenas alcanzo a decir Nada, cuando te acercas y siento tus dedos rozar mi mano...
(No ha concluido)

lunes, agosto 12, 2013

(In)Conciencia...



Para dar el paso del dicho al hecho necesitaba más que buenos deseos y anhelos impetuosos, y empezaba la lucha con la conciencia y el no tener nada mejor que decir.

Soñaba y lo seguirá haciendo.

Ahí va otra vez al encuentro con la nada - lo tocará, lo tendrá en las manos y se esfumará como todo lo que una vez fue urgente -


lunes, marzo 12, 2012

Esta vida me queda grande...

Aunque tengo lunes sin clases, mañanas sin despertador, noches para desvelarme sea por gusto o por irremediable necesidad, no me puedo vestir de vida, me queda grande. Me he empequeñecido o la vida creció sin mí a un ritmo que nunca alcanzo. Tan ausente, maldiciendo mi destino, en el estatismo de ver bloqueados los caminos con troncos que no intento ladear y menos, como haría aquél que sabe lo que debe hacer, construir el camino con esos troncos.
Se ha vuelto tan violento soñar sabiendo que las manos se baten en el eterno revoloteo que no alcanza ni para inquietar la pesadez del tiempo.
Pese a todo confío en que vendrá, tal vez tarde, un poco, pero va a llegar. 

"Prefiero el abismo a más de lo mismo"

miércoles, febrero 22, 2012

Cuidado con lo que deseas...

...porque puede hacerse realidad.
¿Será que uno está mejor sin lo que tanto puede estar deseando?
Lo que necesito no coincide con lo que puedes ofrecer. No te culpo, ya has dado todo lo que está a tu alcance sin saber qué haces mal o qué haces bien.
¿Mientras tanto qué hago? Sigo esperando, esperando sin saber realmente qué espero...


- "Una sola fantasía basta para cambiar un millón de realidades" -

sábado, enero 14, 2012

ME

Sin querer o queriendo intencionalmente, siempre estoy escribiéndote.

Te escribo en cartas, te escribo donde la tinta puede dejar marca, te escribo mentalmente, te escribo en un sitio virtual que ha dejado de ser sólo mío para ser, por momentos, indiscutiblemente tuyo.

Te escribo y no necesito saber si lees tanto que es para ti...