jueves, enero 21, 2010

La deliciosa libertad de equivocarse...

Abrí los ojos, te miré, confirmé que la lluvia había dejado de caer. Tanto deleite me embriago.

Cierro lo ojos, te miro, tus labios tienen los trazos perfectos de los besos que enamoran y conducen al desvarío sin retorno. Empiezo a caer.

Abriré los ojos, te buscaré, habrás desaparecido.

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