viernes, enero 22, 2010

Érase una vez un sujeto, cuyo nombre era Harry, llamado el lobo estepario.
...Había aprendido demasiado de lo que las personas con buen entendimiento pueden conocer, y era una persona muy inteligente. Pero había algo que no había aprendido: a estar conforme con él mismo y de su vida. Esto no pudo lograrlo. Tal vez eso viniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saberlo) que siempre no era un ser humano, sino un lobo de estepa.
...Pero mientras más te despierta la vida y te conduce a ti, más va creciendo tu miseria y más profundamente te sumes hasta el cuello en pesares, temor y desesperanza, y todo lo que antes conociste, has amado y venerado como bello y santo, toda tu antigua fe en los hombres y en nuestro elevado destino, no te ha ayudado, ha perdido su valor y se ha hecho añicos. Tu fe carecía de aire para respirar. Y la asfixia es una muerte muy cruel...
...Cada época, cada cultura, cada costumbre y tradición tiene su forma de ser, con sus afectos y durezas propias, sus crueldades y bellezas; suponen ciertos sacrificios como normales, aceptan algunos males con tolerancia. La vida humana se transforma en dolor verdadero, en un infierno verdadero cuando dos épocas, dos territorios o religiones se entrecruzan...
Frangmentos de El Lobo Estepario de Herman Hesse.

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