Escena número uno:
Ella lo miró cruzar la puerta del restaurante. Siguiéndolo con la mirada hasta una mesita del fondo, no dijo nada. Lo estuvo observando por más de 40 minutos mientras él comía y leía un periódico. No podía creer que lo hubiera encontrado después de sólo contentarse con leer todo lo que él estuvo haciendo todos esos años; sintió un vuelco en el corazón y no se le ocurrió qué podría decirle. Cerró el artículo en el que trabajaba y apagó la computadora portátil. De pronto, vinieron muchos recuerdos a su mente, aquel primer beso en la escalera del metro, aquel primer viaje a la Sierra, aquellos días viviendo juntos haciendo planes, tantos proyectos juntos, en fin, un montón de cosas que le hicieron sentir un calor extraño en la boca del estómago. Justo tenía la mirada perdida cuando él se acercó y le dijo - Te he extrañado mucho - Ella se levantó de la silla y lo abrazó tan fuerte como aquel día en que él le pidio que fueran novios.
Escena número dos:
Dos personas van caminando del brazo por la veredita que lleva hacia el centro del lugar con nombre de un niño héroe donde, desde hace varios meses, se sientan a leer y a discutir un sin fin de temas interesantes. Caminan lento, su paso es tranquilo. Ella lo mira, sonríe y le dice - Jamás te lo dije pero aquella vez que me fui de tu vida fue para crecer, regresar a ella y quedarme por siempre-.
NOTA: CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD, ES MERA INTENCIÓN.
1 comentario:
Y es que los viajes nunca terminan, sólo hacen escalas...
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